Silvina `Pity´D´Elia: “Pienso retirarme del hockey en los Juegos Olímpicos del 2016”

La defensora de Las Leonas confiesa que prefiere abandonar el equipo antes de que la echen. «Vivir de lo que me gusta no tiene precio, pero sí fecha de vencimiento», reflexiona. A los 27, admite que le gustaría estudiar periodismo deportivo y retomar la carrera de kinesiología. 

Por Nella Ghorghor y Jessica Zilberman

Con el logo de la Confederación Argentina de Hockey en el pecho, un short deportivo y el pelo atado, llega la defensora de Las Leonas, Silvina “Pity” D´Elia. La jugadora mendocina de 27 años, que decidió desde pequeña dedicarse al deporte, actualmente integra el equipo del Club de Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA). Pese a sus grandes logros en Buenos Aires, a los 17 años decidió retirarse del seleccionado sin imaginarse que, tiempo más tarde, volvería a ser convocada.

– ¿Qué significa para vos jugar en GEBA hoy?
-Es muy importante. Cuando llegué, en 2007, hacía 42 años que no salían campeonas y ese año pudimos lograrlo. A partir de ese momento ganamos todos los campeonatos. Creo que caí en el club y en el grupo adecuado para mí, siento como si perteneciera a ese lugar desde los cinco años. Venir a Buenos Aires para alguien del interior es complejo. Me abrieron las puertas y le estoy muy agradecida al club.

-¿Cómo te ves en el futuro?
-Lo que viene lo veo en parte incierto: en el Seleccionado hoy estás y por ahí mañana te sacan, es una competencia de todos los días. Es una situación que, en general, a los deportistas nos cuesta. Por otro lado, tengo ganas de empezar a estudiar periodismo deportivo el año que viene y retomar kinesiología, que la dejé por los entrenamientos. Pienso retirarme en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016.

– ¿Por qué te querés retirar?
Porque lo quiero decidir yo, no me quiero ir porque me saquen ellos. Ya voy a cumplir 30 años y creo que la mejor edad de la mujer son los 28 o 29, porque después una se empieza a cansar y a tener otros proyectos. Además, una ya no tiene el mismo cuerpo, es por eso que se complica. Vivir de lo que me gusta no tiene precio, pero sí tiene fecha de vencimiento.

-¿Cuáles son tus expectativas para esos Juegos?
– Hoy estamos lejos del nivel que teníamos en los Juegos Olímpicos de Londres por la falta de entrenamiento y el cambio de entrenadores y jugadoras, entre otras cosas. Igualmente considero que en estos tres años podemos mejorar, pero es difícil porque las jugadoras se van poniendo más grandes y las ganas quizás no son las mismas. Obviamente se incorporaron chicas nuevas con muchas ganas, por eso es cuestión de transmitir los valores para que Las Leonas sigan creciendo.

-Entre el 21 y el 28 de septiembre se disputará en Mendoza la Copa América ¿Qué expectativas tenés al representar al país en tu provincia natal?
-Ya me tocó un par de veces jugar en Mendoza. Es muy lindo porque se siente el apoyo de la familia, los amigos y el club. Igualmente, hay otro lado que no está tan bueno, porque al ser de ahí todas las miradas están puestas en vos y la gente en general critica y está pendiente de si firmás autógrafos o si sonreís. Finjo que no me afectan las opiniones de los demás, pero en realidad sí me importan.

-¿Qué sentís cuando te comparan con otras jugadoras como Cecilia Rognoni?
-Por un lado te mete presión, pero por el otro también es lindo que te comparen con alguien importante. Yo juego en la posición que tenía Cecilia y trato de copiar las cosas buenas que hizo ella durante su carrera.

-¿Ella es una de tus referentes en el deporte?
-Sí, claro. Ella integró diez años el seleccionado y salió mejor jugadora del mundo. En el 2003, antes de renunciar a Las Leonas, se acercó y me dijo: “Nunca te vi sonreír acá», y que me comente eso para mí era muy importante. No le contesté nada, me fui a mi casa pensando y cuando volví a verla le dije que no quería estar más. Ella me respondió que si no lo disfrutaba me volviera a mi lugar. Ese mismo día, Cecilia me ayudó a decirles a los entrenadores que renunciaba. Hoy en día me cuenta que después de su consejo pensó que me había arruinado la carrera. Es muy loco, porque era mi referente, mi ídola y ahora es mi amiga.

-¿Te arrepentís de haber abandonado el seleccionado en esa época?
-No, y lo volvería a hacer. La pasaba mal porque viajaba a Buenos Aires todos los domingos y me volvía los jueves. Odiaba tomarme dos aviones cada semana.

-¿Qué diferencias hay entre tu paso por Las Leonas en 2003 y el actual?
-Ahora soy una de las más grandes, de las líderes, y eso me hace más responsable. En 2003 era una nena de 17 años que sólo venía a jugar y a disfrutar. Hoy en día también me divierto, pero asumo otros compromisos como los de transmitir los valores de Las Leonas.

-¿Qué objetivos te quedan pendientes?
Uno siempre sueña con jugar en un Mundial o en un Juego Olímpico, pero cuando se van cumpliendo las metas cada vez querés lograr más cosas. En el 2010, que salimos campeonas en el mundial, yo quería la medalla de oro y ahora quiero defender el título del mundo y además tener un reconocimiento personal. Siempre es uno el que se va poniendo nuevos objetivos.

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